Petardos, buñueños y verbernas

Holaaaa

Valencia huele a Fallas y para mí empezaron ayer!! Día largo el de ayer, pero mereció mucho la pena. A las 10 llegaron Jordi, Lorena y Estefanía que venían a pasar el día. Me hice el bocadillo, picamos algo en mi piso y fuimos a coger el metro. Y aquí, la primera anécdota del día y es que sin querer (y os juro que fue sin querer) estafé a Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana. Me explico. Yo tenía dos tarjetas de bonometro porque creyendo haber perdido la primera, me compré otra. La mía original no tenía viajes y la mía nueva 6. Así que pregunté si se podía usar la tarjeta para más de una persona y me dijeron que sí. Así que entre los 4 recargamos la tarjeta que estaba a 0 con 10 viajes y nos dispusimos a viajar. Pagó Lorena porque tenía un billete de 20, lo metió en la maquina, nos dio el recibo y el cambio. Como era todo calderilla y para que Lorena no se muriera recogiendo monedas, le eché una mano, cogí parte del dinero y me lo guardé en el bolsillo. A los pocos segundos, Lorena dice que le falta dinero, que la máquina le ha devuelto mal. Contamos y recontamos y, efectivamente, le faltaba dinero. Vamos al mostrador, le contamos lo sucedido y nos hacen rellenar un parte de incidencias. Lo relleno dejándome la mano para que mi letra se marcara en las cuatro hojas de las que se tenían que hacer copias y nos vamos para Xàtiva, donde hay una oficina de atención al cliente donde nos resolverán el asunto. Lorena enfadada por no tener sus 8 euros y yo positivo pensando en que seguro que se arreglaba todo en ese mismo instante. Y así fue, nos dieron los 8 euros que nos faltaban al momento y sin el mayor problema.

Damos una vuelta por la ciudad viendo la Plaza de la Reina, la catedral, la Plaza de la Virgen, el Palacio de la Generalitat, etc etc y acabamos en la Lonja. Por ahí decidimos tomarnos algo para hacer tiempo hasta la hora de la mascletà y a la hora de pagar, me meto la mano en el bolsillo y veo que hay dinero. En un primer momento pienso que es el dinero de Lorena que sí que le había devuelto la máquina, porque como había hecho yo el trámite pues me lo quedé yo, pero me dice, no, si ya me lo has dado y en eso que me dice Estefanía, cuenta a ver cuanto hay... y... 8 euros, los 8 euros que había recogido yo de la máquina y que había metido en mi bolsillo y jamás había vuelto a saber de ellos. Total que las cañas y las tapas nos salieron gratis gracias a FGV.

Vimos la mascletà junto a otros miles de millones de personas, nos temblaron las piernas y nos fuimos a comer al Turia. Que bien hicieron los valencianos de entonces pidiendo un parque como el que tienen en el antiguo cauce del río. Es genial. Después de eso, bus y para el Parque Gulliver, a rememorar nuestra infancia. Nos lo pasamos genial, como niños, nos quemamos el culo, nos dimos la vuelta bajando por los toboganes y vimos a ver quién se tiraba primero, si los niños de verdad o nosotros, jaja.

Bueno, ahora haré una segunda entrada con el resto del día.